El delegado de Cultura y el alcalde de Palma del Río visitan la actividad arqueológica del alfar romano de El Mohíno

9 Feb 2018

El delegado de Cultura y el alcalde de Palma del Río visitan la actividad arqueológica del alfar romano de El Mohíno 1

El yacimiento alberga uno de los mayores hornos para fabricar ánforas romanas

El yacimiento alberga uno de los mayores hornos para fabricar ánforas romanas

El delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, Francisco Alcalde, ha visitado la actividad arqueológica preventiva que se está realizando en un alfar romano en la aldea El Mohíno, en Palma del Río, bajo la dirección del arqueólogo Iván González Tobar, doctorando en la Université Paul-Valéry Montpellier y la codirección de Enrique García Vargas (Profesor Titular en la Universidad de Sevilla), Stéphane Mauné (Université Paul-Valéry Montpellier 3) y Enrique Melchor Gil (catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Córdoba).

Esta actividad arqueológica cuenta con autorización de la Delegación  de Cultura y con el permiso de la propiedad del terreno, y se lleva a cabo en prevención de posibles afecciones al Patrimonio Histórico como consecuencia de un proyecto de plantación de naranjos.

El yacimiento del Mohíno se extiende en una parcela de 14 hectáreas, entre el Cortijo del Mohíno Bajo y el parque de la aldea. Se  localizó en una prospección arqueológica superficial y prospección geofísica en 2016, que permitió  diferenciar varias concentraciones de material arqueológico en la parcela, destacando la presencia de dos baterías de hornos en perfecto estado de conservación.

El delegado ha señalado que este yacimiento forma parte de proyecto general de investigación sobre el origen y consolidación de la economía olearia bética, centrado en los centros productores de ánforas Dressel 20 del Valle del Guadalquivir de las tres administraciones fiscales de Astigi, Hispalis y Corduba.

Por su parte, el alcalde de Palma del Río, José Antonio Ruiz Almenara, ha expresado su agradecimiento a la Delegación de Cultura y a las universidades que están trabajando en la intervención arqueológica.

Ruiz Almenara ha declarado que “nos hacemos cargo de la dimensión que tiene el yacimiento en cuanto a futuras colaboraciones con universidades para investigar y estudiar en proyectos que están relacionados con nuestra historia, y en este caso con el aceite como sector productivo ancestral de la Bética, e incluso, poniéndolo en el contexto moderno, hemos visitado una planta de envasado”.

El alcalde ha añadido que “nos hemos puesto a disposición de las personas que llevan el proyecto para darle una perspectiva de futuro en la investigación e incluso las posibilidades históricas, por lo que el Ayuntamiento estaría dispuesto en adquirir algunas hectáreas de terreno para un proyecto de interés histórico de investigación y económico, donde Palma y El Mohíno pueden tener una buena resonancia”.

La investigación

Ente los objetivos de este proyecto destacan la recogida y análisis de datos paleoambiantales, principalmente palinológicos y antracológicos para un estudio paisajístico integrado del Guadalquivir como “paisaje alfarero” antiguo.

Respecto a los trabajos, el delegado de Cultura indica que, en principio, se ha procedido a la apertura de dos cortes arqueológicos de 10 m. x 10 m. La metodología empleada es la estratigráfica, con documentación integral basada en el sistema de análisis integral Systat, completándose con procedimientos especiales de documentación y extracción de muestras para analítica arqueométrica.

La función de estos hornos, como otros muchos que existen a lo largo del curso de los ríos Guadalquivir y Genil, era la de producción de recipientes, en este caso para el aceite de oliva que se cultivaba en las fincas cercanas a estos centros de producción. Las ánforas iban hasta Sevilla en barcas de bajo calado y allí se traspasaban a naves mayores que ya se dirigían al puerto de Roma.

Estas ánforas eran de un solo uso pues al desembarcar en Roma su contenido era trasvasado a otros tipos de recipientes. Las ánforas vacías y tiradas al basurero llegaron a formar una colina artificial, conocida como Monte Testaccio, que se formó durante los siglos I al III, llegando a alcanzar una superficie en torno a los 20.000 m2 y más de treinta metros de altura. Se calcula que en torno al 80% de este monte de restos de ánforas procedían de la Bética.

Francisco Alcalde destaca la importancia del estudio de estas ánforas, por la gran cantidad de información que conservan pues llevaban una serie de inscripciones que informaban acerca del productor de aceite, envasador, procedencia, peso, calidad, etc.